Yo.

Al fin, vuelvo a escribir. No tengo mucho sobre lo que hablar, porque son demasiadas cosas las que tengo que decir. Con lo que he decidido presentarme. Decir cómo soy, cómo seré, cómo esperan que sea.

Tozuda, vaga, pesimista, pesada, incordio, empalagosa, vergonzosa, impredecible, muchas veces insensible, llorona, infantil, diferente... suelen ser muchos adjetivos que me describen... pero yo me defino más como especial.

No soy diferente, ni rara, ni friki. Por los complejos que los demás me vean, en el exterior soy completamente diferente a mí misma. Por mucho que diga que no me importa algo, o que no me molesta, aún soy una cría, aún me queda inocencia, aún soy persona. Tengo sentimientos, como cualquier otro, cometo fallos, me río, me derrumbo... soy persona. No pidáis de mí cosas que no soy capaz de hacer. Por mucho que lo pretenda demostrar, esas sonrisas nunca existieron. Mi existencia me ha enseñado a mentir. A mentir y desconfiar.

Cierto, no me gusta contar mi vida personal. Ni a mi familia ni a mis amigos. Pero con alguien lo tengo que hacer... esas personas me han intentado ayudar. Esas personas son amigos de verdad; no me dan la espalda cuando tengo problemas.

Y bueno, en cuanto a mi personalidad, no la encuentro. Mucha gente me dice que es fuerte; pero es porque no se dignan a intentar conocerme. No saben mi pasado, no saben mi presente. Esas personas no saben quien soy.

Suelo caer mal. En cuanto a mi círculo de amigos, me considero algo autista. No me gusta relacionarme, prefiero una tarde leyendo que una noche de fiesta. Me lo suelen recriminar, y muchas veces he tenido problemas por ello. Pero no quiero cambiar. No quiero ser una marioneta, no quiero pensar como los demás. Perdería todo por lo que he luchado, todo por lo que soy ahora.

No creo en las religiones; a pesar de que soy cristiana; pienso que es una tontería... pero ese es otro tema.

Y bueno, creo más o menos así soy yo. Difícil conocerme. Difícil hablarme. Difícil entenderme.